El nuevo menswear
Cada vez hay más —y mejor— menswear. Y es un alivio. Desde diseñadores consagrados que han revelado colecciones dedicadas a ellos, hasta propuestas emergentes cuya razón de existir ha sido la necesidad de explorar nuevos caminos; cada vez son más las marcas que han puesto la mirada en un mercado que, por años, había sido relegado a una fórmula sin alteraciones.
Mercedes-Benz Fashion Week Mexico City ha sido testigo del cambio en el pensamiento de los diseñadores nacionales. Alfredo Martínez se atrevió con estampados en animal print y cortes asimétricos para un hombre que busca lo inusual; Kris Goyri quien, en la temporada PV20, sorprendió con siluetas holgadas alternadas con los principios básicos de lo sartorial en colores neutros y pasteles o Pineda Covalin, que ha logrado una fusión interesante con estampados y colores clásicos del imaginario mexicano.
Asimismo, la visión milenaria de Lydia Lavín que apuesta por vestimenta tradicional ha creado una dualidad entre pasado y presente —zarapes bordados con pantalones de lino y sombreros de ala, por ejemplo–, mientras que Montserrat Messenguer retoma los elementos clásicos del traje charro o del poncho y los cruza con bordados que hacen un guiño (propuestas sin género con las palabras “Valiente” o “Fuerte” bordados en la espalda) a una generación totalmente distinta.
Por su parte, The Pack, una marca que ha creado un estilo inconfundible con el paso de los años, confirma que el menswear local es más de lo que se contempla a simple vista gracias a inspiraciones complejas que se impregnan en patrones de jumpsuits, faldones y una gama de prendas que simulan lo básico por lo funcional, pero no por lo predecible.
Sin embargo, la escena emergente nos ha dado lecciones y avances sobre la moda masculina. Marcas como José Luis Monterrosas o Macrez se enfocan en propuestas novedosas que mantienen el diseño como premisa, pero la esencia del craftmanship en sus colecciones. Y, por último, Marca Nacional, quien revoluciona la reflexión alrededor de la moda a nivel económico, social y hasta ambiental con una colección de 5 prendas básicas —todas en azul marino, hechas con telas orgánicas, inspiradas en los uniformes de la clase obrera del siglo XX— para confirmar que el fast fashion tiene los días contados.
Así, la moda masculina vuelve al centro de la conversación. No obstante, lo hace con el factor sorpresa y una celebración, entre susurros, por la pérdida del miedo a romper con todo status quo alrededor del quiénes somos, del cómo debemos vernos.